Cierra los ojos por un momento.
Intenta centrarte en la respiración.
Si llega un pensamiento, déjalo pasar y vuelve a centrarte en la respiración.
Mantén esta actitud durante unos minutos.
Abre los ojos.
Observa los cambios internos y externos en tí.
La práctica de mindfulness nos lleva hacia la observación interna, al autorreconocimiento y el habitar el presente.
Estar presente en cada experiencia que realizas en tu día a día.
Hoy he conocido en un curso de Mindfulness a un maravilloso grupo de personas con las que voy a transitar esta experiencia. Gustavo guía un grupo desde la presencia más absoluta, Coherencia en estado puro. La experiencia habitada del presente genera una osmosis que fluye en el aula. Tranquilidad, profundidad, sencillez, compartir.
Después de más de 15 años en la práctica de yoga y meditación, hoy me abro a la experiencia y compromiso más profundo de mi conciencia en cada acto que realice, cada pensamiento, cada movimiento de mi cuerpo, cada emoción transitada. Me entrego al movimiento creativo de la experiencia habitada, a la entrega de la danza del Universo en cada expresión integrada, en cada pequeño detalle de mi día a día, en cada mirada, en cada movimiento, en cada respiración. Vivir en plenitud cada instante, habitando el presente, experimentando desde la conciencia con el regalo integral de la manifestación a través de tí.
Practicar mindfulness en tu vida puede cambiarla de forma literal. Es profundo, las herramientas son sencillas, aunque es necesaria la práctica y la perseverancia para que veas esos resultados.
Te propongo un compromiso con la vida. Encuentra un espacio para tí y practica el ejercicio del principio de este post. Es sencillo. Es profundo. Es eficaz. Pero no creas nada de lo que te digo, atrévete a experimentarlo y valóralo desde tu propia experiencia.
Agradecimiento del alma en este encuentro.
Sencillez y profundidad.
Presente.
Bendiciones.